La gratitud como componente habitual de las relaciones laborales, no siempre es explícita y en ocasiones, incluso es inexistente. Es posible que no siempre des las gracias porque presumes que es obvio que le agradeces a tu compañero por ser amable contigo. “Es algo que no se dice pero que se sabe”. Este último pensamiento puede tranquilizarte, pero no es lo que tus compañeros de trabajo sienten. Un gran porcentaje de colaboradores internos de las organizaciones, ha considerado dejar su puesto laboral porque no siente que sus aportes son valorados. Entérate de la forma en la que las grandes empresas se valen de esta poderosa virtud para ser exitosas.
La Gratitud en acción
Una organización de alcance mundial, que tiene representantes asignados casi en cada país del mundo emplea la gratitud como un pilar de progreso. Los representantes son compañeros (as) a tiempo completo por periodos de tiempo que van desde las 6 semanas hasta los 6 meses inclusive. Sus jornadas laborales son extensas. Estar todo el día con la misma persona por varios meses seguidos, hace surjan tensiones o diferencias y que el rendimiento disminuya.
Con el objeto de aliviar tensiones entre los agentes de trabajo, y aumentar el ritmo de conversiones efectivas, la organización instauró lo que en español se llamó “inventario en compañerismo”. Cada viernes de la semana, mientras planificaban las metas de la semana siguiente, tomaban un tiempo para conversar abiertamente con su compañero.
En esa sesión, uno de los compañeros podía decirle al otro aquellas cosas en las que consideraba que debía mejorar. Podía decirle también lo que le hizo sentir mal de su comportamiento y ofrecer posibles soluciones.
Sin embargo, el momento más importante de esta sesión consistía en decirle al compañero qué cosas estaba haciendo bien, cómo su actitud servía de ejemplo o inspiración, y era un momento ideal donde se expresaba gratitud sincera por hechos específicos. Cuando quien estaba hablando terminaba, el otro hacía exactamente lo mismo.
Resultados de expresar gratitud en el trabajo
El sencillo ejercicio descrito en párrafos anteriores, tuvo un efecto sublime. Al tener la oportunidad de expresar inconformidades, las tensiones bajaron. No obstante, el hecho de que los representantes se expresaran mutuamente admiración, gratitud y elogio por los buenos hechos, generó un sentido de unidad imprevisible, aumentó la tasa de conversiones efectivas y generó una sinergia en el campo de trabajo en las demás áreas geográficas bajo la gestión de la organización. El inventario en compañerismo, sigue siendo todo un éxito
Distintos estudios indican que la práctica de la gratitud, hace posible la ocurrencia de reacciones moleculares en el cerebro, que estimulan la sensación de alegría y confort. El piscólogo Robert Emmons1 afirma que las personas agradecidas, son 25% más felices en relación a aquellas que no agradecen.
De acuerdo a David Steindl-Rast “No es la felicidad lo que nos hace agradecidos; es la gratitud lo que nos hace felices”2 . Este principio también aplica a las relaciones de otra índole, en particular las laborales. La felicidad organizacional de la que tanto se habla últimamente, tiene como uno de sus pilares la gratitud. Existe un nexo entre el alto desempeño de los equipos de trabajo y las muestras de agradecimiento por parte del liderazgo que los dirige.
Los empleados que reciben reconocimiento sincero y en privado, tienden a sentirse más comprometidos con los objetivos de la organización. Interpretan la conversación puertas adentro como una manifestación de confianza y gratitud. Como gerentes, los ejecutivos pueden obtener mejores resultados de los equipos a los que lideran, si con frecuencia se toman el tiempo de entrevistar y agradecer en forma personal a quienes han hecho un esfuerzo notable o a quienes han obtenido resultados excelentes.
La gratitud como hábito en el trabajo ¿Cómo lograrlo?
El desarrollo de la gratitud como hábito organizacional, requiere inicialmente que el liderazgo tenga claro el propósito. Los jefes o directores de departamento serán los encargados de transmitir mediante su ejemplo, una cultura de gratitud.
Diseñar el plan de incorporación de una política, debe hacerse con minuciosidad. Todo cambio se encontrará con una barrera de ingreso. Es necesario estimar cuáles barreras conductuales pueden interponerse y planificar cuál será el curso de acción a seguir ante cada obstáculo.
Para que la gratitud se manifieste son precisos 3 principios clave: a) reconocer el esfuerzo del talento humano, b) idear la forma de expresar gratitud y c) expresarla propiamente.
Reconocer el esfuerzo
Para reconocer el esfuerzo es necesario prestar atención a los hechos y escuchar lo que el talento humano tiene para decir. Una gran cantidad de líderes no llega a enterarse del esfuerzo significativo que hacen los miembros del equipo porque no los ha escuchado. Al no saber lo que han hecho de primera mano, no puede reconocerlo. En consecuencia, no expresa gratitud. Escuchar, es clave.
Formas de expresar gratitud
La forma estándar es decir “gracias”. Pero, aunque cumple el requisito, no es suficiente. Piensa en formas creativas de hacerle saber al colaborador interno que estás agradecido (a) con su trabajo. Puedes decirle algo como “quiero que sepas lo seguro (a) que me siento cuando eres tú quien está a cargo de esto” o incluso puedes decir “sin tu esfuerzo, esto no hubiese sido posible, eres una parte muy importante de este equipo”.
También puedes recurrir a detalles físicos, como asegurarte de que su escritorio quede limpio para la próxima vez que lo use, o enviarle un postre de su sabor favorito a la hora de almuerzo. Los gestos sencillos, tienden ser más recordados que las palabras.
Exprésala
Sin importar cuál sea el modo en que elijas hacerle saber a los miembros de tu equipo que sientes gratitud por su trabajo, exprésala. Haz que sea algo recurrente. Puedes programar recordatorios en tu smartphone que indiquen “¿ya expresaste gratitud hoy?” O incluso puedes planificar formas divertidas de expresar esa gratitud para cada semana.
Al transmitir al liderazgo, la importancia de hacer de la gratitud, parte de la cultura de la organización, mediante estos sencillos preceptos, en el término de treinta días, la actitud del personal empezará a cambiar. Al pasar sesenta días, todo el liderazgo habrá incorporado en su rutina el ser agradecidos. Y al cabo de seis meses, la inserción se habrá hecho, y será un atributo renovable en todos los niveles organizacionales.